La ‘Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad’ y el resto del cuerpo jurídico, establecen obligaciones legales de los Estados para promover y proteger los derechos de estas personas en la sociedad y en su desarrollo personal, incluyendo en ella artículos que hacen referencia también a su propio envejecimiento.
El envejecimiento y el progresivo incremento de la esperanza de vida de las personas con discapacidad, física, intelectual o sensorial, suponen importantes retos para el sistema nacional de servicios sociales pero también para las familias que han de atenderles durante más tiempo y como a veces ocurre, con menos recursos materiales y personales, como así ocurre en los casos donde la dependencia, asociada a un envejecimiento prematuro y sobrevenido que llega al mismo tiempo para padres e hijos. Esto como te puedes imaginar, dificulta significativamente la situación ya que como indican los profesionales de la medicina, la discapacidad precipita esa vejez viene de la mano de la dependencia y la fragilidad.
Cuando una persona con discapacidad cognitiva, un problema físico o un problema de salud mental envejece tiene una serie de necesidades particulares que han de ser consideradas:
- Financieras: los recursos económicos normalmente son limitados y las oportunidades laborales no han sido normalizados. Todo ello puede complicar la situación en la vejez.
- Médicas: el aumento de las necesidades médicas, las facturas clínicas o farmaceútica, la asistencia de cuidados o las ayudas técnicas, que facilitan la vida de estas personas y su entorno, se acumulan.
- Voluntades: las discapacidades del desarrollo, cognitivas y físicas pueden requerir que el individuo tenga un representante para decisiones que sin duda son relevantes.
- Comunicación y relación con la comunidad: la falta de comunicación y comprensión social puede dificultar el funcionamiento de las personas mayores con discapacidad en la sociedad.
La gran variedad de tipos de discapacidad dificulta que podamos reducirlo a un modelo de exclusivo de abordaje, por ello y de acuerdo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 donde se hace referencia explícita para que los países aborden las secciones transversales del envejecimiento y la discapacidad a nivel mundial. Esta sí será una visión y atención inclusiva porque garantiza que los programas y los recursos diseñados para satisfacer las necesidades de una población importante en número, para que envejezca de una manera exitosa, positiva y/o productiva como el resto de la sociedad, no afectada por una discapacidad.
(*) Francisco Olavarría Ramos es Gerente del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia. Licenciado en Comunicación, gerontólogo social y activista por los derechos de las personas adultas mayores.
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